Bailando en cuarentena...
- KatheMadriz
- 25 abr 2020
- 3 Min. de lectura
Hoy estoy cumpliendo un mes de hacer ballet en mi casa...
Hace un mes en Costa Rica por disposición del Ministerio de Salud como medida para evitar el contagio desmedido del Covid19, las academias de ballet cerraron y como a todos los bailarines, me ha tocado entrenar en casa...
No sé si es lo más difícil que he enfrentado como bailarina, pero de fijo es una del "top 5"!
Debido a muchas lesiones que he sufrido, y a que mi mente es de fisioterapeuta, normalmente todos los suelos los siento duros... ¿Y ahora? El suelo en el que hago clase es de madera, pero pegada directamente sobre cemento y vigas de "perling", y además barnizado...
Suelo ser de esas personas que a TODO le sacan el lado bueno, pero no siempre por optimista, si no por evadir problemas, por no interiorizar, por no "joderme a mí misma". ¿Y qué pasa con eso? A raíz de eso he tenido muchos problemas de salud asociados al no decir cuándo estaba mal, a no pedir ayuda, a no aceptar que fallo, que soy humana...
Así que, cuando empezó todo esto no fue la excepción, a ponerle la cara positiva a TODO, pero esta vez logré manejarlo diferente...
Completamente desmotivada encendía el "zoom" unas 3 veces por semana para que María Amalia nos diera la clase, pensando de principio a fin en que el piso era fatal, que estaba toda torcida, tiesa, "metida", etc, etc, etc... Pero, el ver a mis compañeras y reírnos un poco del entorno de todas, ver perros, hijos, esposos, empezó a darme una razón para "ir" a clase. A veces lloraba durante la clase, pero daba igual, nadie me estaba viendo. Otras veces lloraba al terminar. Pero DE FIJO lloraba al acostarme, todas las noches por más de una semana, la incertidumbre, la inutilidad, la falta de poder organizar y planear me estaban desequilibrando, pero más bien, ese desahogo fue lo que me fue ayudando a salir con soluciones para cada día y a equilibrarme, a pensar porqué me afectaba y cómo podría intentar "solucionarlo". Y bueno, he hecho mil cosas para estar centrada y productiva, que es como me siento bien, en fin... Ese no es el tema de esta página del blog...
Volviendo a la clase...
Opté por trabajar algo diferente cada día, algo que estuviera en mis manos, por ejemplo, pensar toda la clase en el control abdominal... La rodilla empezó a dolerme muchísimo y me limité aún más. Algunos días no lograba ni un poquito nada de lo que proponía. Hasta que me propuse identificar cómo manejar el suelo y no dejar que él me ganara... Agua, brea, colchonetas, medias, descalza... como fuera! Seguía fallando.
Logré ponerme puntas y DE TERROR! Cada ejercicio era como si nunca hubiera hecho ballet en mi vida, pero me sentía más ligera (las puntas provocan esa sensación...). Además me daba terror girar en ese suelo y me caía de todo.
Por ahí de la tercera semana me seguía matando, pero al menos lograba algún paso de todos los ejercicios que hacíamos, de cada secuencia de unos 15 pasos lograba 1 ó 2, ya era algo. Y aquí vino una nueva propuesta, ponerme metas más pequeñas, muy pequeñas realmente, pero si no iba a serme imposible volver a tener un logro.
En la semana 4 me sigo matando, sigo sin encontrar mi eje, me mata el techo tan bajo! Pero... falta un tiempo aún para poder volver a un salón de clases, así que me dije: o se acostumbra o se amarga y echa cada día más para atrás. Empecé a buscar a qué debía acostumbrarme. Mis metas hoy son: hacer un giro, uno, y cerrarlo limpio. Buscar mi eje hacia arriba, aunque a veces pegue las manos en el techo; no irme por las escaleras diría "la teacher"... Y así, poco a poco, con metas pequeñas y reales.
No sabemos cuánto nos falta, yo lo único que tengo claro es que quiero seguir bailando, que no me quiero des entrenar y que no me quiero lesionar. Así que seguiré fijándome metas pequeñas y bailando según las condiciones que tengo sin forzarme en ir adonde no puedo porque eso terminaría lesionándome, y sobre todo, sin compararme con NADIE.
Termino este primer mes con 8 fouettes y saltando en tenis desde mi patio...
¡El ballet una vez más es ese motor que me ayuda a levantarme, a quererme superar y a obligarme a ser mejor que yo misma cada día!
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